En 1978, Guillermo Cidade con 10 años visitó junto a su abuela la tienda Harrod´s de Retiro y en la sección juguetería encontró la gran novedad de entonces: un skateboard. Fue amor a primera vista.
“Siempre digo que mi primera novia fue el skate y mi segunda novia el rock. Una trajo a la otra. Gracias a la cultura skate, a las revistas que leía como SkateBoarder, que traían artículos de rock, empecé a escuchar rock”, comentó a buenosaires.gob.ar Cidade, más conocido como “Wallas” y como el líder y vocalista del legendario grupo Massacre, que se presentará el próximo 16 de febrero en el ciclo Rock BA de Parque Roca.
Es que en Massacre la cultura skate y el rock son una hermandad inseparable. Inspirados en la música y en el movimiento surgido en la Costa Oeste de los Estados Unidos, el grupo que por entonces se llamaban Massacre Palestina, dio su primer recital a fines de los ´80 en “La Capilla”, una disco ubicada entonces en Suipacha, entre Córdoba y Paraguay, frecuentada por grupos consagrados como Sumo o Soda Stereo.
“Nuestro debut fue un hito en la cultura joven. Lo fue porque se vieron conductas que antes no existían en Buenos Aires”, contó Wallas y agregó: ”Era una música que mezclaba a los Beach Boys con los Sex Pistols y los grupos clásicos eran Bad Religion o Social Distortion. Aquella ocasión el público empezó a hacer “mosh”, se subían al escenario y saltaban hacia la gente”.
Las crónicas coinciden en que su etapa underground y amateur tuvo su cenit en 1993, cuando entre el 25 y 29 de junio de 1993 tocaron junto a The Ramones en el Estadio Obras Sanitarias, en el barrio de Núñez, dando pie a una interminable convocatoria para telonear a bandas internacionales.
Hoy, sin miedo de que lo tilden de “careta”, Wallas asegura que el mensaje actual de Massacre no son los excesos ni la oscuridad del arrabal punk-rocker, sino la liberación mental, el amor y la felicidad. “Celebro que muchos chicos agarren el skate y vayan a una pista pública o hagan música con sus grupos y, así, escapen a la alienación de la droga.”
En diálogo con buenosaires.gob.ar, Wallas recordó sus primeros días con el skate y la música, adelantó que en abril, aprovechando la venida de Pearl Jam, abrirá en Palermo una galería de arte en la que mostrará su colección de tablas, y explicó cómo llegó a dedicar “Ringo”, el último disco de la banda, a la Ciudad de Buenos Aires.
¿En qué barrio naciste?
Nací en el Hospital Italiano. Crecí en Parque Centenario, en la zona de Almagro y Caballito. Viví en Congreso, Olivos, hasta en Londres. Pero finalmente volví a mi barrio. Es la zona en donde empezamos a tocar. Amo el Parque Centenario. En el último disco, “Ringo”, en el tema “Lo mío no es tan grave”, hay un juego lingüístico en donde digo “Vivo siempre en Buenos Aires para Parque Centenario”. Desde chico fui a al parque andar en karting, en bici y después fui en skate.
¿Cuándo conociste un skate?
Empecé con la primera oleada que vino de Estados Unidos, en el ´78. Tenía 10 años. Conocí el primer skate en la tienda Harrods. Me llevó mi abuela a la juguetería en donde estaban los Reyes Magos y la novedad era un skateboard. No me lo compró, pero me enamoré. Mi primera novia fue el skate y mi segunda, el rock. Siempre digo eso porque fue gracias a la cultura skate, a las revistas como SkateBoarder que empecé a leer notas de rock.
¿Recordás la primera vez que hiciste un Ollie Fly? (N del R: es una maniobra inicial en el skate)
Recuerdo mi primera maniobra. No fue un Ollie, fue un Kickturn, es decir un giro de 180 grados con la tabla. Fue en Vicente López, en donde estaba el supermercado Gigante, en la primera pista de skate. La llamé a mi mamá desde un teléfono público, ya que entonces no había celulares, y le pedí permiso para quedarme un rato más en la pista porque era de noche. Fue en 1980.
Foto: Estrella Herrera/GCBA
¿Cómo ves este revival del skate en Buenos Aires?
Me parece genial. Cuando éramos chicos y el skate pasó de moda, entramos en una marginalidad en la que era muy difícil conseguir información, tablas, y ni hablar de pistas, porque cerraron todas. Fue una época en la que tuvimos que bancarnos ser los incomprendidos. Me encanta que ahora haya lugares a dónde ir, que las chicas anden en longboard… está buenísimo.
¿Seguís con el museo Mundo skate?
Mundo skate era un museo que estaba en un local de la Galería Bond Street y ahora lo tengo en un espacio privado. Pero este año los Massacre, junto con nuestros diseñadores, vamos a abrir una galería de arte que se llamará “Pánico”, a metros de la Plaza Cortázar. Allí la primera muestra va a ser una exposición de mi colección de tablas. La fecha de inauguración será en abril y va a coincidir con la visita de Pearl Jam, de quienes seremos los teloneros.
Además de “Lo mío no es tan grave”, ¿tenés otra canción sobre la Ciudad?
Todo el disco “Ringo” está dedicado a la Ciudad. En él quise hacer un homenaje a Buenos Aires. “Ringo” se refiere a Ringo Bonavena y es así un homenaje a Parque Patricios, a los héroes populares. Además, en algunas canciones uso localismos o palabras en lunfardo. A veces digo “piba”, “bardear”. Hay gente a las que les hace ruido, pero es un ejercicio de estilo.
¿Qué significa ser “una banda de felicidad y liberación mental”?
Somos una banda que ya pasó por todas y hoy podemos dar un mensaje más luminoso, a futuro. Quiero un mensaje positivo. Soy medio bestia al expresarlo, pero cuando voy de gira le digo a los chicos que es mucho mejor tener una experiencia sexual con precauciones que gastar plata en droga. Lo digo para dar una alternativa al paco, a la falopa y a la birra de litro que es algo que muchos usan para eludir la realidad. Y lo digo con conocimiento de causa. Celebro que muchos chicos agarren el skate y vayan a una pista pública o hagan música con sus grupos y, así, escapen a la alienación de la droga y de las consolas de video juegos que te dejan encerrado todo el día en tu casa.
¿Tenés pensado escribir un libro?
Sí, tengo pensado escribir un libro de anécdotas, reflexiones, de nuestra fase hasta los ‘90. Fuimos teloneros de muchísimas bandas internacionales porque éramos los únicos que tenían ese perfil. Un gran momento fueron las cinco noches en las que tocamos con Ramones en Obras Sanitarias, a mediados de los ´90. Pero también tocamos con Misfits, Black Flag, una lista enorme. Lo quiero escribir, cuando tenga tiempo, cosa que no tengo.
Además de Parque Centenario, ¿tenés otro lugar favorito en Buenos Aires?
El Planetario. Me encanta ir con mi perrita “Teresa” hasta la noche a tirarle el frisby. Me encanta cuando encienden las luces de colores, es un flash, están muy buenas.
¿Qué expectativas tenés para el recital en Rock BA?
Va a ser genial. Tengo las mejores expectativas. El año pasado tocamos y la pasamos super bien. Se escucha bárbaro y vamos a hacer un show con todo lo que queremos. Siempre destaco y jerarquizo este lugar. Es un placer.
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Fuente foto: Estrella Herrera/GCBA.
viernes, 15 de febrero de 2013
miércoles, 13 de febrero de 2013
Déborah de Corral: "Hay un resurgimiento musical"
Unmasked es el décimo álbum de Kiss y fue lanzado en 1980 en Estados Unidos. En la Argentina salió con el título “Desenmascarado” y, editado por Phonogram Argentina S.A.I.C., vendió miles de placas. Una de ellas se convirtió en el primer casete de rock que le regalarían a Déborah de Corral con tan solo cuatro años.
Por entonces Déborah se criaba en San Fernando. Pero a los 16 años se mudó a Buenos Aires, al Barrio Norte, empujada por su exitosa carrera como modelo en los ´90. Luego de un “rayo glorioso” en TV, desde el año 2000, su hogar se ubicó entre las calles Guatemala y Arévalo, en Palermo, barrio en el que hoy reside.
“Me gusta mucho vivir ahí. Estoy en una zona del antiguo Palermo, desde que era el inhóspito “Palermo Viejo”. Es un lugar en donde no cambió nada y, aunque está cerca del “Hollywood”, donde hay restaurantes, negocios y movimiento, es muy tranquila”.
Con Palermo de fondo, esta narración podría ser una típica escena borgeana, ya que aquel disco de Kiss con el que empieza esta nota, flojo de ventas en Estados Unidos, logró un particular éxito en Australia. Por entonces, allí hacía su debut discográfico INXS, que vendería millones de discos, lograría una fama internacional y en 2010 invitaría a Déborah a grabar su voz, realizar una gira australiana y a presentarse en los Juegos Olímpicos de Invierno, experiencia que, asegura la cantante, fue un antes y un después en su carrera musical.
“Aprendí muchísimo. Tocar ante 30 mil personas es una experiencia maravillosa. Hasta entonces sabía que esto era lo que me gustaba, pero ahí dije “ok”, estoy para hacerlo seriamente”, contó Débora de Corral quien dialogó con buenosaires.gob.ar a pocos días de presentarse junto a Tan Biónica y Los Heladeros del Tiempo, el próximo 15 de febrero, en la apertura de Rock BA, el ciclo de música más potente de Verano en la Ciudad, en el Parque Roca.
Foto: Estrella Herrera/GCBA
¿Qué te gusta de Palermo?
Estoy en una zona que no cambió nada por suerte. No llegaron los negocios, ni creo que lleguen, porque es cerca del límite con Dorrego. Tengo la suerte de vivir a unos pasos de donde hay movimiento, pero sin “fumármelo” (risas), sino en un lugar tranquilo.
¿Cuál es tu lugar favorito en Buenos Aires?
Me gusta donde vivo, pero también me gusta San Telmo. Creo que es inspirador. No lo digo en el sentido musical. Solo me encanta la bohemia y la melancolía que tiene, típica de Buenos Aires, con un poco de España y París, con un toque de “malevaje” que lo hace muy lindo.
¿Tu barrio te inspiró alguna canción?
Amo vivir acá, pero musicalmente y para hacer pop no es mi fuente de inspiración. Eso sí, me gusta la tranquilidad de las tres cuadras a la redonda y no extraño al antiguo Palermo, no soy tan melancólica o tanguera.
Tu disco solista se llama “Nunca o una eternidad”. ¿De dónde viene el nombre?
Viene de la letra del tema “Este cielo”, en donde dice “y cada día que pasa podría ser nunca o una eternidad” y se refiere a poder hacer lo que uno quiere y aprovechar el momento.
Es el primer disco que firmás con tu nombre. ¿Qué significa para vos?
Firmarlo tiene el suficiente significado. No tiene un significado extra. Pero puede expresar mi salida hacia el mundo con mi música. Es una fotografía de mi vida artística actual. Pero le doy la importancia que se merece, no más. Es un disco gracias al cual mucha gente conoció mi lado musical. Pero no le doy tanta importancia, hoy estoy ya pensando en el próximo.
¿Cómo fue la experiencia de hacer el disco junto al productor Juan Campodónico?
Fue una experiencia genial. Hizo un hueco en su agenda, que es una locura. Estaba terminando un trabajo pero se copó con tres de mis canciones y me dijo “venite”… ¡y me tiré de kamikaze! De hecho, “Kamikaze” es una de las canciones que me produjo. Fui a Montevideo y ahí toqué con músicos uruguayos que no conocía. Se hicieron unos arreglos musicales bárbaros. Fue excelente.
¿Cómo componés tus canciones?
Mi primer disco podría ser de canciones folk ya que lo compuse principalmente con piano y guitarra. Pero ahora estoy haciendo ejercicios desde la producción y uso bases programadas con las que aprovecho para jugar con distintos sonidos. Pero lo hago porque tengo tiempo y no estoy apurada. Bien o mal, toco varios instrumentos. A veces compongo muchos temas en guitarra que resultan parecidos. Entonces dejo descansar la guitarra y agarro el piano. Tocar varios me permite conectarme con la música desde distintos lugares.
Algunas de tus canciones tienen reminiscencias del pop de los 80´s, tipo Close to me, de The Cure…
¿Sí? ¿Te parece? No lo pensé así… pero me gusta la idea. La música que más escuchaba en los 80’s era el pop radial. Es probable que inconcientemente, de tanto haber escuchado lo haya traído (risas).
¿Qué recuerdo tenés de esa década?
Había muy buenas bandas tanto británicas como argentinas, como Soda o Virus. Prendías la radio y ponía muy buena música, incluso en la tele a las 5 de la tarde podías ver un video de Kate Bush. Esto es algo que hoy le falta al mainstream radial. Ahora está todo más calculado, hay menos pasión por la música y más por el billete. Pero me encanta haber sido parte de esa otra época. De ir a comprar discos, de que alguien más grande te recomiende lo que está bueno para escuchar. Pero no quiero decir que “todo tiempo pasado fue mejor”. Ahora noto que hay un resurgimiento. Siento que hay algo bueno, nuevos fans de la música, nuevas bandas… Hoy la nueva forma de difusión a través de las redes sociales es fabulosa y hay muy buena música para el que la sepa encontrar.
¿Cuáles son tus expectativas para el recital en Rock BA?
Espero divertirme, que suene lindo y que nos toque una buena tarde. Sé que va a ir gente y eso me gusta. Además que sea gratis, que sea en un parque y que estén ahí los Tan Biónica…. ¡Va a ser una super tarde!
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Fuente foto: Estrella Herrera/GCBA.
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