jueves, 13 de febrero de 2014

“A Buenos Aires no la cambio por nada”

Juanchi Baleirón, líder y guitarrista de Los Pericos definió así su relación con la Ciudad y con el público porteño. Además, precisó la particularidad del reggae argentino, su rol como productor y la trayectoria del legendario grupo de reggae que se presenta hoy en la fecha de apertura del Rock BA en Ciudad del rock.




“Siento que acá la gente nos conoce mucho. Es como tocar para parientes”.

Con estas palabras Juanchi Baleirón, líder y guitarrista de Pericos, definió lo que significa tocar en los escenarios de Buenos Aires para el histórico y consagrado grupo de reggae local.

Es que la relación del grupo con el público porteño tiene algo íntimo y especial: Buenos Aires fue la ciudad que lo vio surgir hace casi 30 años y lo propulsó como referente indiscutido del reggae argentino y latinoamericano; hoy melodías como “El ritual de la banana”, “Nada que perder”, “I´m waiting” o “Párate y Mira” son parte del cancionero popular que reside en el imaginario de millones de personas.

“La gente no solo conoce nuestra trayectoria como músicos, también nos conoce como personas. Eso la vuelve muy exigente y hace que nos exijamos mucho porque queremos complacerla”, contó el músico y productor que se presentará en la primera fecha de Rock BA, el festival que tendrá lugar en el predio Ciudad del Rock del 13 al 16 de febrero.


¿Qué significado tiene hoy el primer disco del grupo?

Por entonces no éramos concientes de nada, éramos muy jóvenes, un grupo de amigos que había podido hacer un disco. Cuando “Los Pericos” empezó para muchos chicos significó pasar de la música infantil al mundo del rock. Nuestro primer disco [“Los Pericos”, de 1987] marcó en muchos jóvenes el fin de la primaria. Pasan los años de ese disco y la gente lo recuerda con mucho cariño. Eso a mí me hace muy bien y me transporta a una sensación, un lugar de mucho confort. Es como el momento de la película Ratatouille, en el que el crítico recuerda la comida de su mamá.

¿Qué particularidad tiene el reggae argentino?

Cuando llegamos fue una clavada de bandera importante. Fuimos moda, pero después con el tiempo y desde el 2000 sobre todo, el género empezó a crecer y crecer. Cuando empezamos no hacíamos un reggae tradicional, sino algo más fiestero. Los Cafres lograron conectar al público con el sonido purista. Creo que la particularidad está ligada a la melodía. Acá pegaron las canciones más románticas, no tanto las contestatarias, no pegó el rastafarismo, sino el mensaje universal que tiene la canción de amor. La particularidad está en las buenas melodías.

¿Te inspira Buenos Aires?

Me gusta Núñez, donde me crié. Sentir los tilos en diciembre, estar cerca de la casa de mis viejos. He viajado por todos lados, pero siempre digo que a Buenos Aires no la cambio por nada. Mi infancia transcurrió en Núñez, luego estuve en Belgrano. Hoy vivo en Saavedra, que mantiene un clima de barrio en el que la gente se conoce, chusmea y me encanta que sea así. Es un lugar en donde todos se conocen, a diferencia de otros en donde hubo una explosión demográfica.



Hace unos años grabaron “Por una cabeza”. ¿Cómo te llevás con el tango?

No soy muy tanguero, pero me gusta. Cuando pasás una edad te toca la sensibilidad musical, descubrís los arreglos musicales. La metáfora de “Por una cabeza” es lindísima. También me gustan canciones como “Naranjo en Flor”, “Cuesta abajo”, que hablan sobre cosas universales. También me gusta mucho el Polaco Goyeneche en sus primeras épocas o Julio Sosa. Además produje un disco de tango electrónico de Mariano Zambonini y, si bien no fue de tango tradicional, fue una experiencia muy divertida.

¿Cuál es el rol de un productor musical?

Es difícil de determinarlo, porque varía según el productor y según el artista. Es una mezcla de director en el que tenés el guión, los artistas y el repertorio. El artista te muestra lo que tiene y uno aconseja, agrega instrumentos, cambia algo. No necesariamente cambia la canción, tal vez el orden del repertorio. Hay productores contemplativos y otros que no dan margen de acción. A mí me gusta la preproducción, estar en el armado de las canciones.

¿Qué expectativas tenés para el festival?

Va a ser perfecto. Es un lugar genial, fácil de llegar y que acerca la música al resto de la Ciudad. Vamos a tener un público compartido, pero con el que tenemos mucho en común. Las bandas que tocan son todas amigas. Siempre hacemos algo que pueda sorprender, alguna canción de Nirvana, o Personal Jesus [de Depeche Mode], algo que sea desconcertante. Va a ser muy divertido.

Fotos: Estrella Herrera/GCBA.

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