Luego de seis días de paro de subtes (y a la espera del séptimo) en Buenos Aires, cabe una inesperada reflexión etimológica.
Las políticas de transporte urbano no sólo pueden generar dolores de cabeza a miles de pasajeros; también son posibles fabricantes de nuevos vocablos que suelen incorporarse a nuestro lenguaje popular. Cuenta José Gobello en su clásico libro "Lunfardía" que la palabra bondi, tan porteña en la actualidad, tiene raíces anglo-brasileñas. La cosa es así: en Río de Janeiro la empresa que ofrecía el servicio de tranporte de colectivos, de origen inglés, necesitó emitir bonos para conseguir financiamiento para la compra de nuevos carros eléctricos. Estos bonos se los llamó bonds y por extensión, la gente comenzó a llamar bondis a los propios colectivos. De esta forma, de la necesidad de incorporar nuevos vehículos para ampliar la línea de transporte, se inventó un gracioso término popular que, migración mediante, llegó a nuestra región.
Ahora, ¿qué nuevas palabras surgirán en nuestro lenguaje cotidiano una vez que los subtes vuelvan a andar sobre rieles?
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