Es mediodía de un jueves y en el auditorio del conservatorio Manuel de Falla, a pocas cuadras del Abasto, las luces cálidas y tenues enfocan un escenario al nivel del piso en donde cinco veinteañeros prueban una y otra vez el inicio de “No me esqueca”, una melodía con ritmo “afro” grabada por el saxofonista Joe Henderson hace cuatro décadas.
“Un, dos, tres, no… vamos de vuelta”, marca sin batuta, pero atento a cada movimiento de los estudiantes, el pianista y profesor Ernesto Jodos, quien además dirige la Tecnicatura Superior en Jazz que desde 2006 se dicta en aquel Instituto de la Ciudad y a la que asisten un centenar de músicos todos los años.
En la Argentina, una de las maneras que tenían los primeros músicos de aprender a tocar jazz era sentarse a gastar las púas de los tocadiscos para poder sacar las melodías y los acordes. A mitad del del siglo XX no había escuelas, ni profesores del popular género musical.
Con el tiempo esto cambió radicalmente y hoy existen diversas opciones para estudiar profesionalmente. La Tecnicatura Superior del Manuel de Falla es, sin dudas, una de ellas. “Es uno de los principales lugares donde se nuclea gente con el interés de tocar jazz, aprender y seguir tocándolo”, definió Jodos quien, con la celebración del Día Internacional del Jazz con un ciclo en la Usina del Arte de fondo, contó cómo aquel espacio educativo de la Ciudad permite formar y reunir a un semillero de jóvenes músicos “jazzeros” de la Ciudad y de todo el país y proyectar sus carreras a un nivel nacional y mundial.
En el conservatorio enseñamos la parte estilística del jazz moderno que surgió en los años ´30 y ´40, con una orientación dentro del Be-bop y de las músicas que vinieron después. [N. del R: son referentes del Be-Bop Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Miles Davis, entre otros]
¿En qué estilos se mueven mejor las nuevas camadas de jazz?
Los estudiantes tienen intereses bastante variados. Quienes vienen suelen saber ya lo que se trabaja aquí, entonces tienen interés por los estilos que enseñamos (be-bop). Después, cada uno artísticamente, mientras que está en el conservatorio o después, hace sus investigaciones.
¿Cuáles son los primeros conocimientos que se le enseñan a un músico que quiere hacer jazz?
Primero hay aspectos rítmicos. Una vez que el estudiante tiene la técnica se ve articulación y fraseo vinculados al estilo musical. Después se trabaja en improvisación con cambios de acordes. Ese es el ABC. Luego se estudian cuestiones específicas en ensambles de músicos o clases de instrumentos.
¿Es un desafío enseñar a improvisar?
Es un desafío, pero no hacemos improvisación pura, sino dentro de un lenguaje. La enseñanza de la improvisación dentro del jazz tiene una historia larga. Lennie Tristano fue uno de los primeros en enseñarla y tuvo alumnos que fueron grandes improvisadores. Barry Harris es otro ejemplo; también está todo el sistema norteamericano y europeo que poseen carreras de jazz desde los ´70.
¿Cuántos alumnos tiene la tecnicatura?
Hay bastantes, unos 120 o 130. El interés es más o menos parecido todos los años. Se inscriben unas 200 personas y a partir de los exámenes de competencia, que son comunes a todo el conservatorio para ingresar al ciclo superior, van a un coloquio y se genera un orden de mérito para ocupar los cupos que hay. Así entran unos nuevos 40 alumnos por año. En general la deserción es muy chica comparada con otras instituciones.
¿Hay alguna identidad propia del jazz en Buenos Aires?
No sé si hay una identidad propia a través de la carrera. No encuentro una particularidad sobre los músicos de Buenos Aires y de la Argentina. Sí hay grupos particulares basados en tocar música original, otros que quieren hacer música más libre, otros dentro de un lenguaje existente. Cada líder o compositor tiene su búsqueda en todos lados.
¿Qué cambios hubo en la escena del jazz local en los últimos años?
Creo que hay una escena de jazz muy grande, especialmente de músicos jóvenes que son estudiantes o que lo fueron hace poco y que generan una música interesante. Es mucha gente. Una de las cosas buenas es que los músicos que quieren hacer música fueron encontrando lugares para tocar, tal vez menos visibles que los establecidos. Esto tiene que ver con una o dos generaciones de músicos más jóvenes que abren su espacios.
¿Qué recomendación le darías a quien quisiera empezar a escuchar jazz?
Primero, escuchar la música, básicamente. Lester Young, Count Basie, (Charlie) Parker, los discos de Miles (Davis) de los ´50 y ´60. Pueden descubrir lo que hicieron los músicos con los que tocaban y así armarse una historia del jazz propia. Como aprendimos todos: buscando. Nadie aprendió a a escuchar jazz leyendo un manual de historia. Así uno le da la importancia a unos disco o a otros.
¿Cómo juegan las nuevas tecnologías en la enseñanza del jazz?
Las nuevas tecnologías ayudan mucho a la circulación de información. Hay muchos libros y muchas grabaciones disponibles. Pero gracias a ellas vienen a la carrera muchos músicos de distintos lugares del país, de ciudades que quizá hace 20 años no habrían tenido el acceso a esa información; vienen de Ecuador, Colombia, Chile, Uruguay. Lugares en los que hace 20 años no se escuchaba mucho jazz y ahora sí. Eso tiene que ver con Internet.
¿Cómo es la interacción con estudiantes de música de otros países?
Es interesantísima, nutre un montón. Viene gente con muy buen nivel, con otras escuchas, con posibilidad de generar una red hacia el futuro para que todos puedan moverse y tocar en distintas ciudades y países. Muchos ex alumnos de la carrera viajan alrededor del país para tocar con sus ex compañeros que están en otras ciudades. Algo parecido va pasando con los países cercanos. La tecnicatura es un lugar en el que se juntan de muchos lados y de ahí salen muchas cosas. Es uno de los principales lugares donde se reúne gente con el interés de tocar jazz, aprender y seguir tocándolo.
El Conservatorio Superior de Música “Manuel de Falla” pertenece al Sistema Superior no Universitario de Formación Docente de gestión estatal y es una Institución pública y gratuita de la Dirección General de Enseñanza Artística, del Ministerio de Cultura porteño. Brinda al final de las carreras títulos docentes y habilitantes para ejercer la docencia musical en todo el país.
Fotos: Estrella Herrera/GCBA.
Producción periodística: Enrique Fraga/WebGCBA.
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