viernes, 11 de enero de 2013

Las antiguas playas porteñas



A comienzos del siglo XX la Ciudad tenía un balneario municipal. Estaba en la Costanera Sur y así como lo hacen hoy en Buenos Aires Playa, que ya va por su sexta temporada, miles de personas asistían para refrescarse, jugar, descansar y divertirse.

El antiguo balneario estaba en los mismos terrenos linderos a lo que hoy es la Reserva Ecológica, cuando el Puerto Madero no era un barrio y era diferente a lo que es hoy.

Allí, en las primeras décadas del siglo XX, el paisaje era muy distinto, no estaban las altas torres ni la querida Reserva. Es que como parte del diseño de un paseo costanero que bordeara el Río de la Plata, en aquella zona sur se construyó un espacio de gran categoría en donde los vecinos solían ir a refrescarse durante los calurosos veranos. En ese mismo lugar en 1918 fue trasladada, por ser considerada inmoral, la obra monumental de Lola Mora: La Fuente de las Nereidas, que todavía se puede apreciar y admirar.

Como lo muestra este documental norteamericano, una postal muy común hasta la década del ´50 era ver a cientos de porteños bañándose en las aguas del Río de la Plata. Lo curioso es que en 1923, desde la Intendencia de Carlos Noel se dictó un reglamento que establecía que era “obligatorio el traje completo de baño, de malla (mamelucos) o pantalón y saco, debiendo hallarse todas las prendas en buen estado”. Además, prohibía “el uso para los baños, de calzoncillos comunes o de punto”; y establecía que los “bañistas deberán proveerse de toalla” y que su permanencia en el agua “no pasaría la media hora”.



Pero además de un chapuzón, los visitantes solían ir a tomarse una rica cerveza a La Munich, una cervecería extraordinaria cuyo edificio del húngaro Andrés Kalnay hoy es una muestra del clásico Art Decó de nuestra eclética arquitectura. Hoy en este mágico lugar funcionan la Dirección General de Museos de la Ciudad y el Museo del Humor.

Pero finalmente, el balneario fue cerrado debido a la posterior contaminación de las aguas, que restringió el uso del predio y, en la década del ´70, presa del abandono, la zona fue rellenada para diversos proyectos urbanos. Curiosamente, tras varios años allí se formó la reserva natural de la Ciudad, sin ayuda de la mano del hombre.

Ver nota original.

1 comentario:

Juan Chaves dijo...

En eso cabe una crítica al peronismo, porque la industrialización de la zona de la desembocadura del Riachuelo la contaminó, por lo que las aguas de la Costanera Sur y sus alrededores se tornaron dañinas para la salud, de lo que se prohibió meterse a la gente, lo que se replicaría luego con las del norte de la ciudad, desde la Costanera Norte hasta Tigre, y el proceso persiste. Es un problema del capitalismo mundial, por lo malo de la industria.