miércoles, 21 de agosto de 2013
Cómo enseñar en quinto año
POR ENRIQUE FRAGA - ESPECIAL PARA CLARÍN
Los festejos y "rituales" del final de la secundaria pueden ser un obstáculo para cumplir los objetivos pedagógicos. Dispersión, ausentismo y agotamiento son algunos problemas que se plantean en el aula. Ideas de los docentes y consejos para padres.
Sin dormir la noche anterior, un grupo de jóvenes entraron al aula cantando a los gritos, todavía eufóricos por efecto de la fiesta de fin de curso. Ante la situación, la profesora les recomendó que se volviesen a sus casas. "¡Profe, si se vuelven a su casa se quedan libres!", fue la respuesta de sus compañeros. Claro: varios de ellos, tras llegar del viaje de egresados, habían agotado las faltas permitidas para "reponerse" de su estadía en Bariloche.
La anécdota no es excepcional y expresa el desafío de compatibilizar los festejos de fin de curso con el normal desenvolvimiento pedagógico del último año del secundario. Desde el primer día de las clases, el clima festivo por el fin del ciclo se respira en cada rincón del aula de quinto. Por supuesto, sería ridículo que egresar estuviese privado de festejos y alegría. Pero muchos docentes coinciden en que, en la actualidad, cumplir con el objetivo de enseñar a quienes están por terminar el colegio puede convertirse en todo un reto, ya que la escuela debe competir con la atención y energías que los jóvenes les dedican a las tradiciones instaladas, con el viaje y la fiesta de egresados a la cabeza. Seguir leyendo
lunes, 19 de agosto de 2013
Breve historia del tango
Los investigadores del tango suelen coincidir en que fue Buenos Aires la Ciudad que lo vio nacer. A partir de 1880 transcurría por su entrada en la modernidad y se volvía cosmopolita, tanto en su paisaje arquitectónico como en su composición social, trasformada por la fuerte corriente migratoria, mayoritariamente española e italiana.
En este contexto el tango comenzó a bailarse de forma marginal en lupanares y bares de arrabal, bajo la mirada y la crítica de la alta sociedad, avergonzada por los movimientos sensuales que el baile requería. Es sabido que fue aceptado socialmente en Europa antes que en las elites culturales de Buenos Aires, las que se sumaron a la moda a posteriori y con curioso snobismo.
Entre las características históricas del tango, una de ellas es su permeabilidad hacia la fusión. Está en su origen la combinación de músicas y ritmos, entre la habanera hispano-cubana, la polka, la mazurca y el vals.
Desde las primeras interpretaciones a fines del siglo XIX, con flauta violín y guitarra, el tango ha evolucionado en sus aspectos melódicos, armónicos, rítmicos y líricos. Esta primera etapa es conocida como la “Guardia Vieja”, en la que se destacaron Roberto Firpo y Francisco Canaro.
Ya en boga, a partir de las primeras décadas del siglo tuvo lugar la “Guardia Nueva” con sextetos que incluían bandoneones, violines, piano y contrabajo (representan a esta etapa Juan Carlos Cobián y Julio De Caro, entre otros). Al mismo tiempo, comenzaba el auge de los cantantes, cuya figura por antonomasia sería Carlos Gardel. Cabe mencionar también el surgimiento de letristas como Pascual Contursi, Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi. Muchos supieron retratar poéticamente mediante el lunfardo los pormenores de la vida cotidiana del porteño.
La época de oro del tango fue la década del cuarenta con artistas como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo y Horacio Salgán, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, entre muchos otros. Fue un momento de maduración del género y del boom de la industria cultural popular en la ciudad.
A partir de la década del cincuenta Ástor Piazzolla desarrollará una visión vanguardista del tango, que introducirá armonías y contratiempos jazzísticos y una interpretación musical más cercana a la música de cámara. Bajo este paradigma el baile será erradicado. Piazzolla mismo quería que su música fuera escuchada, antes que bailada.
No obstante, esta mirada moderna, resistida por los tangueros tradicionales, tuvo un gran anclaje en los jóvenes, quienes en los 60´ y 70´ experimentaron con la fusión entre tango, rock y jazz. Si bien la música de Piazzolla revolucionó el género, fue muy difícil para los músicos dar un paso más y salirse de la estética y el sonido “piazzollesco”.
Recién en 1999, un proyecto musical argento-franco-suizo gestado en París y conocido como “Gotan Project” clamó por “La revancha del tango”, nombre de su primer disco, al tiempo que propuso una mixtura entre estéticas electrónicas y tangueras la cual hizo furor en Europa y en los Estados Unidos. En 2002, los productores Gustavo Santaolalla (Argentina) y Juan Campodónico (Uruguay), iniciaron en Buenos Aires el “Bajofondo Tango Club”, dentro de una tendencia que sintetizaba grabaciones de tango originales (la voz de Goyeneche, por ejemplo), junto a músicos como Adriana Varela y Adrián Iaies, todo envuelto en un clima rave. El “Bajofondo…” editó un disco que ganó un premio Grammy latino en los Estados Unidos, tras lo cual se convirtió en disco de oro en la Argentina. Así como St Germain introdujo el jazz a los loops, estos nuevos proyectos buscaron dar otra vuelta de tuerca en la concepción de la música de Buenos Aires.
A estas nuevas experiencias se sumó toda una nueva generación de músicos interesados en las raíces y en el bandoneón como instrumento de culto. La revitalización del 2x4 fue tal que en en diciembre de 2009 la música de Buenos Aires fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por decisión del Comité Intergubernamental de la UNESCO.
Ha dado también un fuerte impulso al género el Tango BA Festival y Mundial que tan solo en 2012 unas 500.000 personas disfrutaron de su programación con más de 200 espectáculos gratuitos y 487 parejas de 32 países de todo el mundo.
La Ciudad también tiene su radio de tango, la FM 92.7 que difunde la música ciudadana las 24h durante todo el año. Además, todos los años se realiza el Campeonato de Baile de la Ciudad que difunde el rico escenario de milongas de Buenos Aires. Desde 2010 el Tango tiene una sala oficial y exclusiva en la Ciudad: el “Teatro de la Ribera”, en el barrio de La Boca, con programación dedicada a milongas, shows, clases y exposiciones.
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Entre las características históricas del tango, una de ellas es su permeabilidad hacia la fusión. Está en su origen la combinación de músicas y ritmos, entre la habanera hispano-cubana, la polka, la mazurca y el vals.
Desde las primeras interpretaciones a fines del siglo XIX, con flauta violín y guitarra, el tango ha evolucionado en sus aspectos melódicos, armónicos, rítmicos y líricos. Esta primera etapa es conocida como la “Guardia Vieja”, en la que se destacaron Roberto Firpo y Francisco Canaro.
Ya en boga, a partir de las primeras décadas del siglo tuvo lugar la “Guardia Nueva” con sextetos que incluían bandoneones, violines, piano y contrabajo (representan a esta etapa Juan Carlos Cobián y Julio De Caro, entre otros). Al mismo tiempo, comenzaba el auge de los cantantes, cuya figura por antonomasia sería Carlos Gardel. Cabe mencionar también el surgimiento de letristas como Pascual Contursi, Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi. Muchos supieron retratar poéticamente mediante el lunfardo los pormenores de la vida cotidiana del porteño.
La época de oro del tango fue la década del cuarenta con artistas como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo y Horacio Salgán, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, entre muchos otros. Fue un momento de maduración del género y del boom de la industria cultural popular en la ciudad.
A partir de la década del cincuenta Ástor Piazzolla desarrollará una visión vanguardista del tango, que introducirá armonías y contratiempos jazzísticos y una interpretación musical más cercana a la música de cámara. Bajo este paradigma el baile será erradicado. Piazzolla mismo quería que su música fuera escuchada, antes que bailada.
No obstante, esta mirada moderna, resistida por los tangueros tradicionales, tuvo un gran anclaje en los jóvenes, quienes en los 60´ y 70´ experimentaron con la fusión entre tango, rock y jazz. Si bien la música de Piazzolla revolucionó el género, fue muy difícil para los músicos dar un paso más y salirse de la estética y el sonido “piazzollesco”.
Recién en 1999, un proyecto musical argento-franco-suizo gestado en París y conocido como “Gotan Project” clamó por “La revancha del tango”, nombre de su primer disco, al tiempo que propuso una mixtura entre estéticas electrónicas y tangueras la cual hizo furor en Europa y en los Estados Unidos. En 2002, los productores Gustavo Santaolalla (Argentina) y Juan Campodónico (Uruguay), iniciaron en Buenos Aires el “Bajofondo Tango Club”, dentro de una tendencia que sintetizaba grabaciones de tango originales (la voz de Goyeneche, por ejemplo), junto a músicos como Adriana Varela y Adrián Iaies, todo envuelto en un clima rave. El “Bajofondo…” editó un disco que ganó un premio Grammy latino en los Estados Unidos, tras lo cual se convirtió en disco de oro en la Argentina. Así como St Germain introdujo el jazz a los loops, estos nuevos proyectos buscaron dar otra vuelta de tuerca en la concepción de la música de Buenos Aires.
A estas nuevas experiencias se sumó toda una nueva generación de músicos interesados en las raíces y en el bandoneón como instrumento de culto. La revitalización del 2x4 fue tal que en en diciembre de 2009 la música de Buenos Aires fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por decisión del Comité Intergubernamental de la UNESCO.
Ha dado también un fuerte impulso al género el Tango BA Festival y Mundial que tan solo en 2012 unas 500.000 personas disfrutaron de su programación con más de 200 espectáculos gratuitos y 487 parejas de 32 países de todo el mundo.
La Ciudad también tiene su radio de tango, la FM 92.7 que difunde la música ciudadana las 24h durante todo el año. Además, todos los años se realiza el Campeonato de Baile de la Ciudad que difunde el rico escenario de milongas de Buenos Aires. Desde 2010 el Tango tiene una sala oficial y exclusiva en la Ciudad: el “Teatro de la Ribera”, en el barrio de La Boca, con programación dedicada a milongas, shows, clases y exposiciones.
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viernes, 16 de agosto de 2013
Barrios de tango
Buenos Aires no solo fue la Ciudad que vio nacer al tango. Sus barrios y sus calles fueron también fuente de inspiración para muchas canciones que al ritmo del dos por cuatro retrataron a los porteños, a sus alegrías y frustraciones. El Tango BA Festival y Mundial, cuya actual edición se desarrollará desde el 14 al 27 de agosto, da pie para recordar la historia de alguno de aquellos tangos inolvidables.
Florida
Con letra de Antoinio Polito, el tango Florida está dedicado a la histórica arteria porteña y retrata los tiempos en que la famosa calle del centro estaba de moda y era paso obligado para la vida social y el entretenimiento. La canción fue grabada por la Orquesta de Juan D’Arienzo en 1938. Más información
Sin la careta del dolor,
pensando en el amor,
van todos a Florida…
En el soberbio atardecer,
sonriendo, la mujer
es un canto a la vida.
Por esa calle de moda
va siempre gentil,
soñando, dulce, en la boda,
que la hará feliz…
Va por la calle Florida,
la linda calle donde está el querer.
Sur
Uno de los tangos inspirados en el Buenos Aires antiguo es Sur, la obra maestra de Homero Manzi y Aníbal “Pichuco” Troilo, de 1948. Sus menciones a Pompeya, a San Juan y Boedo y a un paisaje lejano en la historia muestran una pintura de la Ciudad de principios del siglo XX. Un canto a la bohemia de una Ciudad que cambiaba con el paso del tiempo. La versión de Troilo junto a Rivero, para muchos, es insuperable.
Sur,
paredón y después…
Sur,
una luz de almacén…
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya…
Niebla del Riachuelo
Otro tango tradicional que retrató al sur de la Ciudad es el clásico de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo “Niebla del Riachuelo”, de 1937. Sirvió de música para el film La Fuga junto a Santiago Arrieta, Tita Merello, Francisco Petrone y Niní Gambier. En 2002 el virtuso pianista Bebo Valdés junto al cantaor flamenco Diego El Cigala hicieron una renovada versión de este clásico.
¡Niebla del Riachuelo!…
De ese amor, para siempre,
me vas alejando…
Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí…
esa misma voz que dijo: ”¡Adiós!”.
San José de Flores
El barrio de Flores también tiene su tango. Se llama “San José de Flores” y fue compuesto en 1936 por Armando Acquarone, con letra de Enrique Gaudino.
Nací en ese barrio,
crecí en sus veredas,
un día alcé el vuelo soñando triunfar;
y hoy, pobre y vencido, cargado de penas,
he vuelto cansado de tanto ambular…”.
Caballito
El barrio del centro de la Ciudad tiene su tango homónimo, escrito por el pianista, compositor y director Adolfo Avilés. Fue su primer tango y lo grabó la orquesta de Roberto Firpo en 1923.
Fue en Caballito una tarde,
fue una tarde en un bailongo
fue en un bailongo mistongo
donde yo la conocí.
La pebeta era una papa
y como buen milonguero
me agarré un camote fiero
al momento en que la vi.
Cafetín de Buenos Aires
El clásico tango de Enrique Santos Discépolo, con música de Mariano Mores, es un canto a una institución enraizada en Buenos Aires: el cafetín. Los cafés no son originalmente de la Ciudad pero, así como las calesitas, son parte de un paisaje porteño inevitable que, como Bares Notables, conservan el acervo de la rica cultura ciudadana.
De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan…
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío…
Caminito
Caminito es una de las zonas más pintorescas de la Ciudad visitada por miles de turistas al año. Benito Quinquela Martín bautizó el lugar con el nombre del tango “Caminito” de 1926, que Juan de Dios Filiberto había escrito para retratar no este espacio de la Ciudad sino un camino de La Rioja. Aunque en su origen la canción no quizo retratar este lugar típico de Buenos Aires, vale destacarlo ya que le puso su nombre trascendental. Caballito también tiene su canción en el 2x4, compuesta por Adolfo Avilés con letra de Enrique Ricardo.
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Florida
Con letra de Antoinio Polito, el tango Florida está dedicado a la histórica arteria porteña y retrata los tiempos en que la famosa calle del centro estaba de moda y era paso obligado para la vida social y el entretenimiento. La canción fue grabada por la Orquesta de Juan D’Arienzo en 1938. Más información
Sin la careta del dolor,
pensando en el amor,
van todos a Florida…
En el soberbio atardecer,
sonriendo, la mujer
es un canto a la vida.
Por esa calle de moda
va siempre gentil,
soñando, dulce, en la boda,
que la hará feliz…
Va por la calle Florida,
la linda calle donde está el querer.
Sur
Uno de los tangos inspirados en el Buenos Aires antiguo es Sur, la obra maestra de Homero Manzi y Aníbal “Pichuco” Troilo, de 1948. Sus menciones a Pompeya, a San Juan y Boedo y a un paisaje lejano en la historia muestran una pintura de la Ciudad de principios del siglo XX. Un canto a la bohemia de una Ciudad que cambiaba con el paso del tiempo. La versión de Troilo junto a Rivero, para muchos, es insuperable.
Sur,
paredón y después…
Sur,
una luz de almacén…
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya…
Niebla del Riachuelo
Otro tango tradicional que retrató al sur de la Ciudad es el clásico de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo “Niebla del Riachuelo”, de 1937. Sirvió de música para el film La Fuga junto a Santiago Arrieta, Tita Merello, Francisco Petrone y Niní Gambier. En 2002 el virtuso pianista Bebo Valdés junto al cantaor flamenco Diego El Cigala hicieron una renovada versión de este clásico.
¡Niebla del Riachuelo!…
De ese amor, para siempre,
me vas alejando…
Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí…
esa misma voz que dijo: ”¡Adiós!”.
San José de Flores
El barrio de Flores también tiene su tango. Se llama “San José de Flores” y fue compuesto en 1936 por Armando Acquarone, con letra de Enrique Gaudino.
Nací en ese barrio,
crecí en sus veredas,
un día alcé el vuelo soñando triunfar;
y hoy, pobre y vencido, cargado de penas,
he vuelto cansado de tanto ambular…”.
Caballito
El barrio del centro de la Ciudad tiene su tango homónimo, escrito por el pianista, compositor y director Adolfo Avilés. Fue su primer tango y lo grabó la orquesta de Roberto Firpo en 1923.
Fue en Caballito una tarde,
fue una tarde en un bailongo
fue en un bailongo mistongo
donde yo la conocí.
La pebeta era una papa
y como buen milonguero
me agarré un camote fiero
al momento en que la vi.
Cafetín de Buenos Aires
El clásico tango de Enrique Santos Discépolo, con música de Mariano Mores, es un canto a una institución enraizada en Buenos Aires: el cafetín. Los cafés no son originalmente de la Ciudad pero, así como las calesitas, son parte de un paisaje porteño inevitable que, como Bares Notables, conservan el acervo de la rica cultura ciudadana.
De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan…
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío…
Caminito
Caminito es una de las zonas más pintorescas de la Ciudad visitada por miles de turistas al año. Benito Quinquela Martín bautizó el lugar con el nombre del tango “Caminito” de 1926, que Juan de Dios Filiberto había escrito para retratar no este espacio de la Ciudad sino un camino de La Rioja. Aunque en su origen la canción no quizo retratar este lugar típico de Buenos Aires, vale destacarlo ya que le puso su nombre trascendental. Caballito también tiene su canción en el 2x4, compuesta por Adolfo Avilés con letra de Enrique Ricardo.
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