miércoles, 21 de agosto de 2013

Cómo enseñar en quinto año

POR ENRIQUE FRAGA - ESPECIAL PARA CLARÍN Los festejos y "rituales" del final de la secundaria pueden ser un obstáculo para cumplir los objetivos pedagógicos. Dispersión, ausentismo y agotamiento son algunos problemas que se plantean en el aula. Ideas de los docentes y consejos para padres. Sin dormir la noche anterior, un grupo de jóvenes entraron al aula cantando a los gritos, todavía eufóricos por efecto de la fiesta de fin de curso. Ante la situación, la profesora les recomendó que se volviesen a sus casas. "¡Profe, si se vuelven a su casa se quedan libres!", fue la respuesta de sus compañeros. Claro: varios de ellos, tras llegar del viaje de egresados, habían agotado las faltas permitidas para "reponerse" de su estadía en Bariloche. La anécdota no es excepcional y expresa el desafío de compatibilizar los festejos de fin de curso con el normal desenvolvimiento pedagógico del último año del secundario. Desde el primer día de las clases, el clima festivo por el fin del ciclo se respira en cada rincón del aula de quinto. Por supuesto, sería ridículo que egresar estuviese privado de festejos y alegría. Pero muchos docentes coinciden en que, en la actualidad, cumplir con el objetivo de enseñar a quienes están por terminar el colegio puede convertirse en todo un reto, ya que la escuela debe competir con la atención y energías que los jóvenes les dedican a las tradiciones instaladas, con el viaje y la fiesta de egresados a la cabeza. Seguir leyendo

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